Las habitaciones personales son, media vida de sentimiento.
Mis habitaciones solo las habitan momentos dulces.
L os momentos negros se los dono a la luna y como ella me adora tanto
los coge mientras me mira los zarandeándolos y los transforma en rayos
así se desprende de ellos.
Desde niña aprendí que existen dos clases de personas en esta vida:
La primera la que llena sus habitaciones de colores negros.
y la segunda:
la que aprende a apreciar los colores por que adora los momentos dulces .
En mis habitaciones ahi duendes:
El duende de que late-pero siempre con la precaución de no darlo todo.
El duende de la niña y no mama, que esta loca por captar minutos de sonrisas.
El duende del aire que despeina mi pelo con aire del levante. y deja que me transmita su poder de sutiliza.
el duende de la noche , que es consciente que al verla poco la aprecio enormemente su nitidez.
Atrayendo a mis habitaciones los momentos no racionales pero si inolvidables, la oscuridad de esta noche me atrajo un mundo de ilusión, del sueño no se debe despertar si no alejaría mis momentos dulces.
No despertar hasta conseguir aquella estrella sin que nadie me puedan estrellar.
-y construir castillos en el aire, desafiando loca a la razón, llegando donde nunca nadie, llego.
y en un guiño a la luna la que transforma los malos colores , enciendo las estrellas con mis duendes y veo el cielo francamente azul.
Lucía.
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