Aqui os añadisteis muchos a mi vida.

domingo, 13 de noviembre de 2011

-INRI-

No desearía hechar en el olvido cada mañana de martes santo, todas y cada una de esas mañanas guardan una anecdota en mi vida, como un redoble de tambor que es igual pero diferente.
Muchas mañanas de martes santos observé a mi padre como realizaba sus rutinas marcadas por todo un año, como enderazaba su capirote y su túnica la estiraba poniendola a la luz , la luz que hacía que su mirada fuese solo para él, ese día no existía nadie más en su vida, todo un año espera ese momento , y después de poner a punto su vestimenta la cual más tarde le embriagaría, acariciaba a su mujer sin que ella supiera lo que significase esa caricia.
La mañana fluia sin percatarse que para él era más que una mañana, intentaba quedarse solo aunque nosotros invadiesemos su paz .Cuando todo parecía tener listo comenzaba el ritual, desde un mirilla escondidos observamos ese genial ritual y soñamos esa  noche que algún día le acompañasemos en su estación de penitencia, y queriamos llegar más lejos, queriamos saber que sentía cuando comenzaba ese ritual.
Su divino ritual comenzaba cuando le veiamos remangarse los pantalones con alfileres , perfectas dobleces, al milimetro,se levantaba y comprobaba varias veces por donde le dejaba visible la pantorilla.Se colocaba su bolsillo al cuello , ese bolsillo que un día fue de su padre ahi se guardaba su dni, su papeleta de sitio y seguaramente algo más que no sabiamos .En ese momento entraba en juego su compañera , le introducía su túnica, le estiraba los bajos , el comenzaba a ponerse nervioso pero no bajaba la guardía simplemente intentaba controlar los nervios para colocarse correctamente su vestimenta.

Colocaba su medalla en su cuello y le veiamos alejarse con su capirote ya puesto.Su mujer orgullosa le vería por cada esquina de su estación de penitencia, y le reconocería por unas manos , las más bellas para ellas.Sus hijos no entendían su estación de penitencia demasiado bien aun, simplemente estaban orgullosos .Lo entenderían años posteriores cuando lo vivian en sus carnes.
A nosotros nos camelo la tradición de nuestros tesoros de nazareno, nos invadía vivir esos momentos de vestida de nazareno de nuestro padre y de posteriormente nuestros hijos.
Yo he visto a Dios , mientras que él se vestía cada martes santo , yo le he visto cuando le esperabamos en la Parroría, llegar de noche con la mirada iluminada besar a mi madre y a nosotros sus hijos, le he visto iluminando mi cara cuando hacía por primera vez mi estación de penitencia, y le he visto cuando antes de esa primera salida le dabas las gracias por ayudarme en mi vida y en la vida de mis pequeños.
Navegué esa primera vez con mis pasos y la noche , y el silencio me hacia hacía complice de nuestra tradición más intima, ese día le pusé rumbo a cada martes santos con más fuerzas, y cuando a mi mente vienen flaquezas intento atraer hacía mi ese olor a azahar y esos pasos por la calle fería en la que a su final estaría el abrazo de mi padre , con sus ojos esperandome.Y guardo mi condena , y vuelve a mi la vitalidad y dejo que el tiempo caminé de prisa.
Lucía.

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